Rusia quiere la independencia tecnológica: un proyecto de 133 millones de dólares con un futuro incierto

móviles rusos
5 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Hace poco se cumplió un año de la invasión rusa a Ucrania. Desde entonces, diferentes países occidentales (con Estados Unidos a la cabeza) han puesto en marcha ciertos bloqueos, siento el tecnológico uno que afecta directamente a la población civil, pero también a las empresas.

Para salir del paso, desde Rusia se va a invertir una cantidad de recursos “sin precedentes” para desarrollar la industria propia y conseguir la ansiada independencia tecnológica. Han empezado con los procesadores y el siguiente paso es atacar el segmento de los smartphones. Ahora bien, habrá varias piedras en ese camino.

Un bloqueo tecnológico global

En Wired podemos leer que Rusia está invirtiendo para generar una industria nacional con la que crear teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos. Antes de entrar en ese tema, veamos por qué, ya que es necesario algo de contexto.

Una de las vías de presión que tiene occidente para que finalice el conflicto armado en Ucrania es dejar a Rusia fuera de la competición tecnológica. Apple y Samsung fueron de las primeras en retirarse del país y los civiles no pueden comprar los nuevos modelos -al menos, de forma oficial-. De hecho, desde occidente se prohibió la exportación de teléfonos y otros dispositivos electrónicos que costaran más de 300 dólares, pero esto va mucho más allá del mercado final.

Y es que, la alianza occidental ha impedido a empresas que utilicen tecnología norteamericana tener a empresas rusas en la cartera de clientes. Intel, Qualcomm, AMD o Nvidia son algunas de ellas, pero aquí ya no hablamos solo de “compañías”, sino también de “tecnologías”.

Por eso, TSMC -empresa de Taiwán- y otros fabricantes de semiconductores tienen prohibido desarrollar o vender chips a Rusia que contengan cualquier atisbo de tecnologías de origen estadounidense. Esto significa que los chips más potentes de los últimos años (y los no tan potentes) vayan a parar a dispositivos fabricados en Rusia.

Rusia podría comprar componentes a TSMC, que es la empresa que estamos usando como ejemplo, pero con tecnología obsoleta. Para que te hagas una idea, el gobierno de Taiwán ha marcado un límite: cualquier chip que trabaje a 25 Hz, tenga un rendimiento de más de 5 GFLOPS o una velocidad de transferencia de 2,5 MB/s o superior, están prohibidos. Esta calculadora con Android es más potente, bastante más.

Como consecuencia de las sanciones, el mercado ruso de telecomunicaciones se contrajo un 39% en solo unos meses. ¿La respuesta de Rusia? Crear su propio teléfono móvil.

Móviles rusos con una cuota del 10% de mercado local en 2026

NCC -National Computer Corporation- es una de las tecnológicas rusas más importantes y la que tiene el plan de vender 100.000 móviles y tablets antes del final de 2023. Todavía no se han puesto a ello, por lo que es un objetivo extremadamente ambicioso, pero va más allá.

Alexander Kalinin, fundador de NCC, ha declarado que van a invertir casi 133 millones de dólares en desarrollar este proyecto con el objetivo de conseguir un 10% del mercado local de cara a 2026.

AYYA T1 El AYYA T1 tiene un botón para activar un "modo seguro".

Son unas cifras tan elevadas que para Karen Kazaryan, directora general del Instituto de Investigación de Internet, son más un truco de relaciones públicas que un proyecto tangible. Pero bueno, al final, Rusia ha prometido cantidades de financiación sin precedentes para desarrollar su industria, y eso engloba tanto el hardware como el software.

En este sentido, cuando Instagram, TikTok, FaceBook o Twitter fueron bloqueados en el país, las empresas y redes sociales nacionales ganaron usuarios, como VKontakte -el FaceBook ruso-, Rossgram -Instagram- o RuTube -YouTube-. También han tenido que reemplazar a la Play Store y a la App Store y el sustituto es RuStore, con más de 10 millones de usuarios según sus propietarios.

AYYA T1 La pantalla del AYYA T1 es... la de un gama de entrada.

Ahora bien, una cosa es el software y otra el hardware. Esto último es algo más completo de “poner al día”. De hecho, Rusia ya intentó el año pasado tener su propio teléfono móvil. Se trató del AYYA T1, un smartphone del que se vendieron solo 400 unidades durante el primer trimestre de 2022 y con el que tuvieron problemas de cara al AYYA T2.

TSMC no estaba suministrando chips -por las restricciones que comentamos antes- y se paralizó el proyecto.

Esperanza en el software, no tanto en el hardware

Desde NCC comentan que el objetivo es realizar acuerdos para potenciar la industria local gracias a la nueva inyección del Gobierno, pero también pueden hacer tratos con empresas chinas.

El objetivo de precio que se han marcado para estos móviles rusos es de entre 10.000 y 30.000 rublos -entre 115 y 375 euros al cambio-, pero desde agencias como Counterpoint opinan que no creen que haya un hueco en el mercado -donde marcas como Xiaomi, realme u Honor siguen compitiendo- como para que los usuarios apuesten por el móvil nacional.

Estas tres compañías han sabido tomar el hueco dejado por Samsung y Apple y no parece factible que los usuarios abandonen marcas que conocen y en las que confían, por lo que esa independencia tecnológica se complica.

En el software la cosa es diferente porque hay alternativas basadas en las aplicaciones occidentales y los civiles llevan meses lidiando sin apps como Google Maps o Gmail, pero Rusia tendrá que lidiar con los teléfonos baratos que ya están disponibles en China.

Como señala Kazaryan, “¿por qué alguien compraría un teléfono ruso que es más caro que un Xiaomi?” Veremos qué ocurre, pero está claro que Rusia va a empujar la industria tecnológica nacional tras darse cuenta de lo mucho que depende -como casi todos, en realidad- de tecnologías que no le pertenecen.

Comentarios cerrados
Inicio